lunes, 27 de septiembre de 2010

La traición de Ernest Withers, fotógrafo de Martin Luther King

Ernest Withers en el motel donde Luther King fue asesinado. (GETTY)

La doble vida del fotógrafo de Martin Luther King

Ernest Withers espió a los líderes del movimiento negro para venderle la información al FBI

Un minuto después de las seis de la tarde del 4 de abril de 1968, una bala atravesó la garganta de Martín Luther King dejándolo herido de muerte en el suelo del balcón de su habitación en el motel Lorraine de Memphis (Tennesse). Justo en el mismo lugar donde sólo unos segundos antes el fotógrafo Ernest Withers, su mano derecha, le inmortalizó por última vez con vida en unas fotos que se convirtieron en historia. Withers acompañó al líder negro que defendió la igualdad y los derechos civiles en todas sus apariciones públicas. Su objetivo recogió el célebre discurso Yo tengo un sueño frente al monumento a Lincoln durante la gigantesca marcha sobre Washington en 1963. También fue testigo del Premio Nobel de la Paz, concedido a Luther King un año después. Sin embargo, cuatro décadas después de la muerte del activista de Atlanta, un despiste de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ha permitido descubrir que Withers aprovechó su privilegiada posición para vender información a las autoridades sobre las actividades del movimiento negro estadounidense de los sesenta. 
Un artículo aparecido en el periódico de Memphis The Commercial Appeal, ha acabado con la fama y el reconocimiento público del que gozaba el conocido como el primer fotógrafo de derechos civiles, fallecido en 2007 a los 85 años. En una investigación que ha durado más de dos años, el periodista Marc Perrusuia tuvo acceso a varios archivos secretos del FBI, entre ellos uno de 369 páginas que revelaba que el nombre de Whiters estaba inscrito en el libro de pagos de la agencia federal. 
Martin Luther King, Jr y el reverendo Abernathy en el primer autobús no segregado de Montgomery (21 de Diciembre de 1956)

El fotógrafo, que también retrató el viaje de Luther King en el primer autobús no segregado en Montgomery, Alabama, facilitaba los detalles sobre la preparación de las marchas, la vida personal y los viajes del líder del movimiento en defensa de los derechos civiles a cambio de cantidades de dinero que aún no han trascendido. De hecho, según Perrusuia, incluso existe un informe realizado por Withers el 10 de abril de 1968, seis días después de la muerte de Luther King, en el que describe lo que sucedió en el funeral del líder negro y los días posteriores a su asesinato. 
Sus contactos en la oficina del FBI Memphis eran los agentes Howell Love y William Lawrence, con quienes mantuvo varias reuniones y conversaciones telefónicas siempre escudado en su nombre en código, ME 338-R. La agencia federal, entonces dirigida por J. Edgar Hoover, estaba más que satisfecha con la labor de Withers, al que los documentos describen como “el informante racial más experimentado en todas las actividades claves de la comunidad negra”. 
"I am a man" trabajadores de sanidad convocados en el Templo Claborn, Menphis, 1968.

Los activistas de color aún con vida no se pueden creer que la sombra de Martín Luther King, el hombre con el que compartían sus secretos, les vendiera. El historiador y ex asesor del FBI Athan Theoharis calificó el descubrimiento como “una increíble traición”, mientras que el reverendo James Lawson, que trabajó codo con codo junto a Luther King en Nashville (Tennesse), reconoce que “Ernie abusó de nuestra amistad”. 
Las revelaciones sobre la doble vida de Withers no han sentado nada bien a sus descendientes, que preparan la apertura de un museo en Memphis con el legado fotográfico que dejó su padre a lo largo de sus más de 60 años de profesión. Rosalind Withers, hija menor del artista, asegura que defenderá el nombre de su padre de unas acusaciones que, según ella, “se basan en un número del que no existen pruebas que le identificara”. La familia ha negado siempre tener conocimiento alguno de la relación de Withers con la agencia federal y lamenta que se haga “una acusación tan fuerte sin que él esté aquí para poder defenderse”. 

martes, 21 de septiembre de 2010

21 de septiembre Día del Fotógrafo

Para algunos, se celebra el 5 de enero. Otros lo conmemoran el 8 de octubre. Tras el asesinato de José Luis Cabezas, la fecha se trasladó al 25 de enero. Pero lo cierto es que el 21 de septiembre se festeja en Argentina el Día del Fotógrafo, recordando el día en que se realizó el primer daguerrotipo documentado históricamente.


¡¡¡FELIZ DÍA A TODOS LOS FOTÓGRAFOS QUE ANDAMOS POR ACÁ, YA SEAMOS INDEPENDIENTES, PROFESIONALES, HOBBYSTAS O LO QUE FUERA!!!



lunes, 20 de septiembre de 2010

Fotografías Magistralmente Imperfectas

Ocurre que de vez en cuando uno se encuentra frente a una foto que por un motivo o por otro se queda grabada en la retina. Son esas fotos que uno desearía haber tomado, que colgaría en casa sin dudarlo a tamaño póster y no se cansaría de mirar nunca. 


Henri Cartier-Bresson es un referente del fotoperiodismo


Algunas veces estas fotos son imágenes muy trabajadas, previamente estudiadas, y en dónde cada detalle se ha cuidado al milímetro. Entre éstas encontramos fotos de moda, de producto, publicitarias, arquitectónicas, de paisajes, etc. Pero hay otro género de fotos que han sido mucho más instantáneas, menos pensadas, y normalmente nada preparadas. Éstas son para mi las que llamo fotos con alma. Son imágenes que captan un instante concreto, ese que nunca más se repitió, que nos producen ternura, pena, asombro, rechazo, miedo, o incluso una sonrisa, al mismo tiempo que admiración. Y lo que ocurre con frecuencia es que ésas fotos han traspasado técnicamente los límites más académicos de los manuales de fotografía. 

 
Robert Doisneau creó con esta imagen uno de los iconos de la fotografía social


Rompen reglas por doquier, dejan a un lado las pautas más ortodoxas. ¿Y qué? Son fotografías técnicamente imperfectas, pero visualmente perfectas, o casi. Son arte. Y eso me lleva a una frase que leí recientemente: "la imperfección está en los objetos y no en las obras de arte". 






Cuantas veces al ver una foto no decimos o escuchamos frases como:  “está caída a la izquierda”, “tiene ese extremo sobrexpuesto”, “está algo movida”, “le falta foco allí”, “has cortado esa mano….has cortado ese cuerpo”, etc. Resultado: demasiadas veces miramos la foto como si estuviésemos examinando al creador en lugar de dejarnos llevar por lo que nos transmite la imagen. Y sobre todo, olvidamos que “Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje”, como dijo Henry Cartier Bresson. Eso no es lo mismo que decir que todas las fotografías que no cumplen las normas son buenas, en absoluto. No se vale escudarse en este argumento. Una foto técnicamente mala, si no tiene nada más, seguirá siendo mala por más que nos emperremos en lo contrario.

 
Una de las pocas fotos del desembarco en Normandía que se salvaron de Robert Capa. 


Tal y como decía el reconocido fotoperiodista Carl Mydans “Uno se convierte en fotógrafo cuando ha superado las preocupaciones del aprendizaje y en sus manos la cámara se convierte en una extensión de uno mismo. Entonces comienza la creatividad”. Y realmente cuando uno domina la técnica es cuando tiene potestad para dejarla de lado y experimentar, asumiendo los riesgos pero exprimiendo la propia creatividad. Uno de los fotógrafos más reconocidos en la historia, Henri Cartier-Bresson, es el creador de infinidad de fotografías con una enorme carga social. Fotos que cumplen sus propias reglas, que van más allá de los formalismos, y que al mismo tiempo cuentan cosas, nos sumergen en historias simples, cotidianas, tan cercanas que uno casi puede llegar a sentir el momento. 

 
Una de las fotos mas famosas de Cartier-Bresson



Fotos que emocionan a la primera. No dejan tiempo para detenerse a analizarlas, nos roban la vista desde un principio. No dan margen a ser juzgadas técnicamente, o al menos yo no me veo capaz de ello. 
 
Una de las muchas fotos de la vida en NY de Bruce Davidson


Otro claro ejemplo lo encontramos en fotógrafos de la agencia Magnum como Bruce Gilden con sus retratos a pie de calle, con una cámara y un flash, captando instantáneas de gente común, o Bruce Davidson con sus series de fotos de NY y su gente. 

 
Uno de los retratos callejeros de Bruce Gilden


Ellos dos, y muchos otros, han sabido sacar partido a su enorme talento detrás del objetivo con fotografías que continuamente rompen patrones, pero que abren nuevos caminos.

Se hace evidente que todas las imágenes mostradas son en Blanco y Negro y de autores consagrados dentro del mundo de la fotografía. No podía ser de otra manera. Son y serán siempre un referente para muchos de nosotros, una fuente de inspiración.

martes, 14 de septiembre de 2010

La retrofotografía

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. ¿Y si valiera algunas décadas también? ¿Y si fuera posible que con sólo apuntar nuestra cámara o nuestro móvil sobre un lugar pudiéramos obtener acceso a fotografías de antaño que nos enseñaran cómo era ese lugar exacto varios años atrás? No son muchas las posibilidades que permiten practicar retrofotografía, pero gracias a un nuevo software estaría al alcance de todos nosotros en el futuro cercano, y se podría minimizar lo suficiente como para ser instalado en cualquier cámara o teléfono móvil.



Además de no ser practicada ampliamente, la retrofotografía es bastante complicada de llevar a cabo. Ambas fotografías, la pasada y la presente, deben ser tomadas desde el mismo ángulo y con el mismo zoom, de lo contrario habrá diferencias que bien pueden arruinar por completo la experiencia que representa colocar una capa del pasado por encima del presente. Aún así, es posible encontrar excelentes ejemplos deretrofotografía, capaces de revelar detalles inimaginables sobre un pueblo o ciudad, con sólo comparar dos imágenes. En un esfuerzo conjunto por parte del MIT y Adobe, se utiliza una técnica de determinación y desplazamiento visual que permite encontrar un lugar exacto a partir de una imagen histórica previamente cargada. De esta forma es posible crear diferentes escenarios de retrofotografía con una muy alta precisión.
    

No es muy difícil imaginar un destino para este programa como aplicación compatible con iPhone o móviles basados en Android.
Por el momento sólo se mantiene como un software experimental, y no hay nada que nos permita explorarlo más de cerca, más allá de un documento en formato PDF de más de 135 megabytes que además requiere de un registro para descargarlo. Aún así, se presenta como un interesante proyecto capaz de enseñar cómo era tanto nuestra ciudad como otros lugares del mundo en épocas pasadas. Por supuesto, el éxito de algo como esto depende exclusivamente de la cantidad de fotografías que haya cargadas sobre una ciudad o pueblo en Internet, y cuanto más antiguas, mejor. Existen sitios como 
el portal Historypin en el cual los usuarios pueden cargar sus propias fotos pasadas de los lugares en los que viven o han vivido, pero se necesitará mucho más que la buena voluntad de los usuarios para que el proyecto de MIT y la gente de Adobe llegue a buen puerto.






Earth, de Navid Baraty

No hay nada como encontrar lugares interesantes para fotografiar. Navid Baraty nos muestra asombrosos paisajes de sus viajes alrededor del mundo.































Nuevas fotos antiguas de la NASA en Flickr

La NASA ha anunciado la publicación de casi 200 fotografías históricas en una de sus cuentas en Flickr: NASA on The Commons' photostream. Todas estas fotografías están libres de derechos de copyright según la normativa del gobierno estadounidense; para usarlas en cualquier proyecto tan solo es necesario citar la fuente. Junto a cada foto hay una descripción y los usuarios pueden añadir más etiquetas para marcarlas correctamente. Los álbumes que han aparecido de momento incluyen lanzamiento de cohetes y aeronaves, la construcción de algunos edificios e instalaciones y fotografías de los fundadores de la agencia.


sábado, 11 de septiembre de 2010

Una nube como mascota / Pet Cloud by Michael Casker

Una curiosa serie fotográfica del estadounidense Michael Casker ambientada en el Central Park de Nueva York, con un peculiar toque mágico.





jueves, 9 de septiembre de 2010

La respuesta definitiva al ¿que cámara me compro?

Me encontré con este post de Mike Johnston, de The Online Photographer y quise compartirlo aquí: 



Carta a George
Estimado Mr. Johnston, 
Gracias por su respuesta en la que trata de ayudarme en mi compra de un equipo Nikon. Su recomendación me parece desmesurada y extremadamente extraña proviniendo de alguien que se denomina experto. Para empezar los 2.450 dólares que cuesta la D700 está muy lejos de mi presupuesto, que como le indiqué es de 400 dólares, y además me parece absolutamente desproporcionada para un aficionado que acaba de empezar. Y su sugerencia para que los objetivos que compre sean un 35mm f2 y un 85mm f1,8 es extraña. ¿Estos objetivos no tienen zoom, verdad? Todos mis amigos usan objetivos zoom y son el único tipo de lentes que venden en mi tienda local. Su carta me ha dejado perplejo.
 Atentamente,
George
Estimado George,
Si, tienes toda la razón y te pido disculpas. Al igual que la mayoría de los aficionados me encuentro excesivamente influenciado por mis propios hábitos y preferencias, lo que me ha llevado a una recomendación de compra claramente idiosincrática. La sugerencia de que pegues el salto desde el primer momento a una inversión de 3.195 dólares es totalmente desmesurada (buena palabra).
 Me gustaría enmendarme sugiriéndote un plan de acción de 25 pasos característicos y habituales. Mi experiencia en este campo me ha demostrado que esta secuencia  generalmente es muy típica y creo que encontraras que estas nuevas recomendaciones recorren fielmente el proceso de inversión en equipo de la mayoría de los verdaderos aficionados a la fotografía.

 Debo pedir disculpas de nuevo: en lo que viene a continuación he utilizado el modelo y precio de algunos equipos actuales, a pesar de que lo que voy a describir suele ser un proceso entre 3 a 5 años por que lo dichos modelos y precios variarán durante ese intervalo.
 Y aunque he comentado que a grandes rasgos este proceso se compone de 25 pasos, bien podrías descubrir pasos adicionales.
Paso 1. Compra de una cámara compacta digital, básicamente porque es lo que la mayoría de los seres humanos hacen en cuanto se les ocurre que quieren una cámara de fotos. Ello precedido por aproximadamente cuatro meses de penoso y cada vez más frustrante estudio de los modelos disponibles, durante el cual desarrollaras tus habilidades para comprar pero no aprenderás nada sobre como hacer fotos. Al mismo tiempo durante ese tiempo tendrás que limitarte a hacer fotos con tu iPhone. Gradualmente vas cayendo en la cuenta de que nadie va a poder darte un consejo completamente satisfactorio sobre la adquisición de una compacta, por la sencilla razón de que hay aproximadamente 13.796 modelos en el mercado (nota: simple estimación), con docenas de ellas cayendo por el acantilado de la discontinuación al tiempo que se presentan docenas de novedades, haciendo que localizar  “la mejor cámara” sea un objetivo esquivo incluso si fueses capaz de distinguir cual es. Finalmente pierdes la paciencia y compras el modelo que te recomienda el dependiente de tu tienda más cercana, a pesar de que en los más profundos recodos de tu casi-subconsciente sospechas que su elevada confianza podría estar motivada por el hecho de que recibe una comisión extra en la venta de ese modelo ya que tiene un margen de venta superior a todos los demás y porque su jefe le está presionando para que las despache. Con impuestos incluidos solo supera en 30 dólares el límite de tu presupuesto, que era de 400 dólares. Demasiado tarde caes en la cuenta de mirar en B&H Photo, donde encuentras ese mismo modelo, con una tarjeta de memoria gratis, por 236 dólares.
Paso 2. Eres completamente feliz con tu nueva compra… durante unos dos meses y medio. A partir de ahí lentamente vas descubriendo la desquiciante lentitud del disparo, la alarmante falta de luminosidad del objetivo en su posición de máximo tele, la miserable calidad a ISOS elevados, su fragilidad y lo peculiar de su manejo en general. No obstante sigues usando la compacta durante otros 1,8 años por la obstinada determinación de “aprovechar lo que te costó”, incluso a pesar de que la odias continuamente. Aún así la llevas siempre contigo y tomas muchas instantáneas, mientras disfrutas con la fotografía.
Paso 3. Después de que la cámara deje de funcionar, completamente, durante unas carísimas vacaciones – justo cuando más la necesitabas- compras una compacta de alta gama, la Canon G10 (420 dólares).
Paso 4. Tres semanas más tarde presentan la G11. La compras (470 dólares) y vendes la G10 perdiendo 150 dólares.
Paso 5. Te das cuenta que la G10 tiene más megapíxeles que la G11; vendes la G11 (palmando 120 dólares) y compras otra G10.
Paso 6. Lees en Internet sobre las diferencias entre los sensores pequeños y los grandes, decidiendo que no estás completamente feliz con la compacta de alta gama, porque sigue siendo una compacta al fin y al cabo, y  ya has tenido más que suficiente trato con  compactas. Vendes por segunda vez la G10 perdiendo 170 dólares esta vez y compras una DSLR de iniciación por 800 dólares que incluye un zoom en el kit. Otra vez, esa pequeña voz casi enterrada en tu subconsciente menciona fugazmente que en el objetivo del kit es donde el fabricante está escatimando para lograr un precio atractivo, a pesar de que es el objetivo el que va a determinar la calidad de las imágenes. Las fotos de la réflex son mucho mejores que las de tu fallecida compacta  y estas seguro –casi- de que son mejores que las fotos de la G10/G11, la mayoría de la veces. Así que no será un objetivo tan malo.
Paso 7. Unos meses más tarde – como consecuencia de la feliz alineación de las siguientes circunstancias 1) la afortunada llegada de un dinero no esperado; 2) durante una reunión familiar el tío de tu mujer hace un comentario ridiculizando tu cámara “barata”, 3) una intensa sensación de vergüenza al tener que llevar tu cámara a un esporádico encargo fotográfico pagado durante el cual estas bastante convencido de haber visto al cliente mirando tu cámara con recelo; 4) docenas de horas visitando tiendas y 5) leer unas 340.000 palabras en Internet (de las cuales solo 1/12 parte resultaron ser de alguna utilidad) – compras una D90. Vendes tu réflex digital de iniciación por dos quintas partes de lo que pagaste por ella, pero mantienes el objetivo para la D90 (por cierto, a todo esto aun conservas tu cámara compacta. No funciona, le reparación costaría igual que comprar una cámara nueva y su valor en eBay es cercano a cero, pero por alguna razón – o mejor dicho, por alrededor de unas 400 extrañas razones – te encuentras físicamente incapaz de tirarla a la basura. Así que la tienes guardada en el armario). Nota: el armario del que hablamos aquí es un escasamente mencionado pero profundamente importante vector situado muy cerca del corazón que impulsa de la compra de equipo fotográfico.
Paso 8. Casi inmediatamente después de comprar la D90, comienzas a soñar con la D300s.
Paso 9. El aspecto del objetivo del kit colocado en la D90 queda como triste y comienzas a preguntarte si “estará sacando el máximo rendimiento al sensor”. Sucumbiendo a la “duda metafísica” y la inseguridad, compras un magnifico zoom estándar, luminoso,  todoterreno, y de gama alta. 630 dólares.
Paso 10. Como la cámara con tu nuevo zoom – el cual adoras, por cierto- te resulta tan incómoda de llevar se te cae sin querer. Solo una vez. La cámara sobrevive, pero la pantalla LCD se agrieta y, aunque no estás 100% seguro, crees que algunos de los ajustes del menú electrónico se han vuelto un poco erráticos. Esas imperfecciones te reconcomen, solo una pizca, cada vez que usas la cámara.
Paso 11. Contratas un seguro para la cámara.
Paso 12. Siguiendo tu percepción de que ningún fotógrafo serio tiene únicamente un objetivo compras un segundo objetivo para “tener cubiertas todas las distancias focales” y “complementar” el objetivo estándar: otro magnifico zoom luminoso,  todoterreno, y de gama alta, pero esta vez un teleobjetivo. 520 dólares.
Paso 13. Añades un macro; tu zoom no parece poder hacer aproximaciones demasiado bien. Otros 520 dólares.
Paso 14. Dedicas varias docenas de horas leyendo y releyendo análisis de objetivos hasta que te duelen los ojos para demostrarte a ti mismo que tu objetivo macro es lo más cercano a la perfección técnica a la que una lente puede llegar. ¡Es súper nítido! ¡Incluso en las esquinas! La pequeña voz interior que no calla menciona que a pesar de eso tus fotos macro siguen siendo una basura y que la cantidad de fotos macros colgadas en Internet se acerca al Número de Graham, y que la mayoría de ellas parecen… más o menos iguales.
Paso 15. Debido a que, por algo que no eres capaz de identificar claramente, no logras encontrar satisfactorios los resultados de tu tele zoom – no es tan bueno como con tu zoom estándar, no sabes porqué- vuelves a sumergirte en una prolongada incursión de análisis en Internet y visitas a tiendas y resurges de esa larga inmersión con la compra de un verdaderamente magnifico zoom 80-200 profesional y de apertura constante. 1.080 dólares. Regalas tu viejo zoom al hijo adolescente del tío de tu mujer el cual, tras adquirir de golpe consciencia de tu existencia, comienza a hacer unas fotos fantásticas con él.
Paso 16. Te inquieta el hecho de que cada vez dejas más a menudo la bolsa de la cámara en casa, ya que ahora tiene un tamaño y peso muy parecido a un bloque de hormigón.
Paso 17. ¡Por tu cumpleaños tu mujer te regala la D300s! ¡Bien! ¡Es el mejor regalo de cumpleaños de tu vida! Eso es amor, amor de verdad- por tu mujer, no por la cámara. Pero lo que sientes por la cámara se parece. 1.530 dólares. Venderías la D90, pero como está rota… lo mejor será repararla. Va a parar al armario.
Paso 18. La maldita jodida vocecilla comienza a murmurar, distante y casi imperceptiblemente, sobre el formato completo.
Paso 19. Llegas a la conclusión de que la fotografía macro no es tu estilo. En un débil e insignificante intento de aligerar la mochila el objetivo macro va a parar al armario junto al zoom que venía en el kit y a la compacta rota. Oye, siempre puedes sacarlo cuando lo necesites.
Paso 20. Ahora que tienes ese precioso zoom tele profesional de apertura constante tu viejo zoom estándar de gama media parece estar fuera de lugar. Así que compras un objetivo 17-55mm f/2,8 AF-S. Es realmente alucinante. Lo adoras completamente. 1.385 dólares. Vendes en Ebay el viejo zoom por 230 dólares después de gastos y envío.
Paso 21. Concluyes que estas completamente cubierto en lo que se refiere a equipo fotográfico. Totalmente cubierto. Para siempre. Nunca más volverás a necesitar más equipo. Jamás. Pero, por alguna razón, una persistente sensación de desilusión comienza a teñir tu afición por la fotografía. Durante un exquisito momento de revelación, que también te provoca un leve pánico existencial, te das cuenta de que echas de menos comprar. Te descubres recorriendo tiendas mirando cosas que sabes que no vas a comprar. De cuando en cuando revisas precios y lees análisis. Te descubres mostrando un inusual comportamiento mordaz en los foros que frecuentas. Durante uno de tus vagabundeos por Internet, en ese extraño páramo en el que comprar ya no tiene razón de ser, lees a un idiota decir lo divertido que es utilizar únicamente un pequeño objetivo de focal fija. Entonces, por puro impulso, te lanzas a por una copia del recién presentado 35mm f/1,8 (200 dólares). Con asombro ves que realmente es muy agradable – convierte a la gran D300 en una cámara sorprendentemente manejable, casi ligera. Teatrales metáforas sobre andar descalzo, melena al viento, Julie Andrews en los prados mientras que de su bocaza abierta hacia el cielo rezuman gloriosas canciones de misa. Te sientes… libre. Evidentemente no es la lente más excitante del mundo y, siendo honesto contigo mismo, es un pelín larga pero al menos ya no hace falta ir por ahí con una gran bolsa. Resulta fácil decidir cogerla de camino hacia la puerta. Para tu sorpresa vuelves a disfrutar, y mucho.
Paso 22. Cállate, vocecilla, cállate, cállate, cállate.
Paso 23. Con el relanzamiento de tu actividad fotográfica de golpe abrazas una religión: a partir de ahora solo vas a comprar lo mejor de lo mejor, para apartar los demonios. Con la boca torcida en una mueca decidida y un sentimiento de imparable determinación compras esa D700. Nunca te lo habías planteado, no existía ninguna intención seria mientras hacías todas esas investigaciones y leías todos esos análisis. El regocijo compite con el remordimiento mientras firmas el cheque. 2.450 dólares. La vocecilla refunfuña que tu presupuesto inicial para todo este asunto era de 400 dólares, pero la acallas: al D700 ahora parece barata en comparación con la D3s y la D3x. Tu mujer está algo enfadada y herida; solo ha pasado un año y cuatro meses desde que te regaló la D300 por tu cumpleaños. Sintiéndote culpable, explicas cuidadosamente que la D300 es una excelente cámara suplementaria y que aun la necesitas y que sigue siendo el mejor regalo que te han  hecho en la vida, etc. Por supuesto esto tiene un pequeño inconveniente: como le has dicho que aun la necesitas como cámara de reserva ahora no puedes venderla para recuperar parte del coste de la D700, tal y como deberías. No ahora mismo, por lo menos. Evidentemente necesitas un objetivo y mantienes ese precioso zoom estándar. Como brillante y clarificador símbolo de tu responsabilidad financiera vendes en Ebay tu zoom macro. Recibes 380 dólares, de los que 35 dólares son para los gastos y comisiones. Ella dice, “Es tu afición. Quiero que tengas lo que tu quieras”. Después añade, “cariño” echándote una mirada como pensando si un íncubo podría haberse introducido en tu cuerpo y adueñado de tu alma.
Paso 24. Un pequeño problema con la D700: únicamente uno de tu objetivos – el enorme 80-200mm que, sin contar el macro y el zoom del kit, es el objetivo que menos has usado de todos los que tienes- sirve para esa cámara. Los demás son objetivos APS-C. Pero tu nivel de gasto ha estado descontrolado, tienes esa ligera sensación de vértigo de aquel que se ha volcado demasiado en algo, tu mujer se muestra sombría y preocupada cada vez que surge el asunto de la fotografía, has puesto cinta aislante negra sobre el “D700” de tu nueva cámara con la esperanza de que el tío de tu mujer no note el cambio y se burle de ti e incluso estás un poco preocupado sobre… bueno, no es sobre tu cordura exactamente – no estas tan mal- sino, digamos, que sobre tu antigua reputación de personal práctica y sensata. Así que, siguiendo la filosofía de “un solo objetivo” y unido a un cierto sentimiento de penitencia, compras en Ebay un modesto Nikkor AF 35mm f/2 usado por 250 dólares.
Paso 25. Aunque estas bastante feliz con el 35mm también haces retratos de bustos con el zoom 80-200mm y lo encuentras un…. bueno, desmesurado (¡perdón!). Así que te haces con un simple 85mm f/1,8 por 425 dólares. Tienes intención de reemplazar tu adorado zoom estándar APS-C por uno para formato completo, algún día; también juegas con la idea de otro macro, uno que funcione en formato completo; un zoom angular estaría bien; de vez en cuando piensas el tal o cual objetivo… pero, en realidad, las focales con las que sueles disparar casi siempre están en el rango de los habituales de un zoom estándar 35-85mm. Y las tuyas son luminosas. Y transportables. Y baratas. Además tus fotos, sin ser perfectas ni haber sido imbuidas por ninguna magia especial, empiezan a ser tan buenas como una foto puede llegar a ser y a estas alturas has aprendido, por fin, que lo que trata en fotografía es de aprender a disparar, llevar la cámara contigo, aprender a manejarla como si fuese una extensión de tu cuerpo, incrementando gradualmente la sofisticación de tu gusto mediante la observación de buenas fotos que te atraigan, aprendiendo a tener autocrítica y descubriendo tus propios pasiones visuales, sin importar el equipo que tienes.
Tiempo total transcurrido: entre 3 y 5 años. Durante ese tiempo no has disfrutado demasiado mientras hacías fotos (recuerda ese 1,8 años que pasaste con la compacta).
Situación final: D700 y dos objetivos fijos básicos. En el armario además, ese zoom demasiado pesado para llevar por ahí (junto con otros cachivaches).
Gasto total en equipo: 9.770 dólares. Por supuesto querías vender la D300s y el zoom estándar AF-S – algún día- pero asume que olvidarás su existencia y que remolonearas hasta que llegue el momento en el futuro en que,  la cámara al menos, tengan un valor tan bajo que no valga la pena venderlos. Mientras tanto es tu… cuerpo de reserva. Cariño.
Una inversión de 3.195 dólares podría haber significado haber podido pasar esos 3-5 años completamente libre para concentrarte en hacer fotos. El gasto anual habría rondado entre 1.065 a 639 dólares a cambio de una afición muy gratificante y renovadora. Habría supuesto un ahorro de unas 400 horas de tiempo dedicado a ir de compras, 6.575 dólares y mucha angustia innecesaria sobre insignificancias.
De todas formas, George, vuelvo a pedir disculpas por recomendarte la D700 y dos objetivos fijos ahora que estás empezando. No tengo ninguna duda que querrás aprender tus propias lecciones y realizar progresos a través de una sucesión de equipo, como hacen la mayoría de los fotógrafos. En mi defensa solo puedo decir nada de esto tiene importancia, ya que nadie que me pide ayuda para comprar sigue nunca mi consejo (en serio). Pero como probablemente podrás deducir de lo relatado arriba mi recomendación inicial posiblemente no sea tan delirante como superficialmente podía parecer.
Pero… ¿400 dólares? Por favor. Nadie puede hacer nada con eso.
Cordialmente,
Mike
P.D.: si he logrado hacer los cálculos de este post correctamente habrá sido un milagro
En un post posterior el autor avisa que tanto esta carta como el propio George son ficticios; no obstante es evidente la sabiduría que contiene. En ese otro post incluye comentarios más prosaicos, pero igual de interesantes, sobre el proceso de aprendizaje y de adquisición de equipo, y concluye contres consejos:
  1. Haz todo lo posible para adquirir un equipo que de guste. Que te guste de verdad.
  2. Hazle una  promesa a ti mismo: establece un plazo temporal para limitar el tiempo y el dinero que vas a perder comprando sucesivas variaciones del mismo equipo. Las mejores experiencias que he tenido con cámaras nuevas han sido aquellas en la que invertí exactamente en lo que quería y me prometía a mi mismo a usarlo durante cierto período de tiempo. Me comprometí con la M6 durante un año y la acabé usando casi tres: con la OM-4T me comprometí tres años y la usé casi cinco. Ambas experiencias fueron fantásticas, muy enfocadas en hacer fotografía en lugar de en pensar en el equipo. Es divertido comprar, pero es crucial saber parar.
  3. Mientras poseas un equipo, no importa cual sea, sácale todo el jugo que puedas y disfrútalo.

sábado, 4 de septiembre de 2010

La fotografía según Annie Leibovitz

Hay quien nace con talento. Hay quien nace con talento y con empeño. Y hay quien nace con talento, empeño y con esa pizca de suerte para estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Éste es sin duda el caso de Annie Leibovitz, actualmente la fotógrafa más reconocida, valorada y por supuesto también la mejor pagada del mundo. Y es que la fotógrafa norteamericana ha conseguido a base de tenacidad, inteligencia y sobre todo mucho trabajo llegar a ser ya uno de los referentes vivos más importantes en el mundo de la fotografía.




Annie Leibovitz nació en Connecticut el 2 de Octubre de 1949. Su formación como fotógrafa empezó a muy temprana edad; en su casa era habitual hacer fotos, y para ella la cámara fotográfica nunca fue ninguna extraña. Ya a finales de los años sesenta, cuando se trasladó con su familia a Filipinas, es cuando nace en ella una enorme inquietud artística, iniciando así sus primeros pasos en el mundo de la fotografía. Su padre, militar de carrera, fue trasladado al país asiático durante la guerra de Vietnam. Fue allí dónde Annie tuvo sus primer contacto con un cuarto oscuro, y dónde empezó a fotografiar lo que había a su alrededor. Así paso varios años en diversos puntos del mundo, progresando en sus conocimientos fotográficos. 


Posteriormente se licenció en Bellas Artes en Estados Unidos, y empezó a trabajar de fotógrafa. Y ahí es dónde empieza su verdadera carrera. Consigue empezar a trabajar para la revista Rolling Stone, en aquella época todavía emergiendo.


Y ya en 1973 es nombrada fotógrafa jefe de la revista. Uno de los episodios más intensos de su vida fue cuando pudo cubrir una gira con los Rolling Stones por Estados Unidos y Canadá en el año 1975.


De esa gira pudo sacar lo mejor y lo peor de ella. Lo mejor, un fantástico legado de fotos tanto en concierto como fuera del escenario de los Stones. Quien no soñaría hoy en día irse de gira como fotógrafo de un grupo como ellos. Pero también cayó en la espiral de drogas, alcohol y descontrol: “Fue una estupidez elegir a ese grupo de hombres en esa situación concreta, y formar parte de su vida”“Hice todo lo que se supone que debes hacer cuando estás de gira con los Rolling Stones”. Pero a cambio, toda esa etapa le valió para convertirse en la fotógrafa de moda en el mundo de la música. 


Y es que Leibovitz ha tenido el don de la oportunidad en varios momentos de su vida además de una capacidad creativa y de adaptación única: “Para hacer la mejor foto posible uno tiene que formar parte de lo que sucede, hacer todo lo que hacen ellos, luego puedes estar allí, fundirte con el ambiente y hacer todas las fotos que quieras”. Ese fue el caso de una de sus fotos más célebres, tanto por la belleza de la foto, como por el significado que alcanzaría tan sólo unas horas después de haberla hecho. Se trata de la última foto en vida de John Lennon.


A las pocas horas de finalizar la sesión que realizó la fotógrafa en la vivienda del artista, con John desnudo abrazando a Yoko , Lennon fue asesinado a la puerta de su casa, frente al Central Park de NY. La foto tenía tal fuerza por si misma que, sumado a los acontecimientos, la revista Rolling Stone decidió publicarla en portada sin nada más. Sólo la foto y el nombre de la revista. No hacía falta más….la foto lo decía todo.
Más tarde, hacia el 1983 dejó su trabajo en Rolling Stone para pasar a trabajar hasta dónde sigue hoy en día, en Vanity Fair. Esto le ha permitido fotografiar a infinidad de personalidades, consiguiendo fotografías que luego se han acabado convirtiendo en iconos. Basta recordar la famosa portada de Demi Moore desnuda en su última etapa de embarazo.


No es que ella sea más transgresora que otros con sus fotos, pero sí lo es mucho antes que los demás. Nadie antes se había atrevido a sacar una personalidad tan conocida en portada, embarazada y sin ropa. Es sin duda una de las fotógrafas más importantes de los últimos tiempos, y indudablemente crea tendencia, crea escuela. Se podría decir que ella reinventó y perfeccionó el concepto de “portada”. Y uno de los factores más importantes de su trabajo no tiene nada o poco que ver con la fotografía: saber entender a la gente. Es decir, saber hacer sentir cómodo al que está frente al objetivo, hacerlo cómplice de la escena.


De otra manera no hubiese podido hacer fotos como, por poner dos ejemplos, la de Whoopi Goldberg en una bañera llena de leche, o la de Angelina Jolie también en una bañera, mostrando sus tatuajes.


Pero no se ha limitado al mundo publicitario y del Star System. En 1993 se trasladó a Sarajevo para darnos su particular visión acerca de la guerra y sus horrores, dejando de lado las elaboradas fotos de estudio y los encargos publicitarios para volver a sus orígenes. 


Cámaras mas pequeñas, equipos mas modestos, y sobre todo una actitud totalmente distinta tras el objetivo: “Era la guerra. Todo estaba desgarrado más allá de la vida o la muerte. No había ninguna razón para vivir o morir”.


Y en contraposición a lo anterior nos encontramos con una de sus últimas series de fotos, las que hizo para Disney con actores de primera línea, en las que nada queda al azar. 


La preparación del los escenarios, la luz, el vestuario, absolutamente todo está calculado al milímetro, y en el resultado final el procesado de la imagen y el retoque fotográfico pasan a adquirir un protagonismo más que notable. Al fin y al cabo es publicidad.

Y es que en sus últimos trabajos el uso del procesado digital (a veces rebasando el límite de lo real) es un hecho recurrente, bastante lejos de lo había venido siendo su trayectoria como fotógrafa.


Al escuchar el nombre de Annie Leibovitz a uno le vienen a la mente un montón de imágenes al mismo tiempo. Son decenas de grandiosas fotos, ya sea por la composición, por lo que cuentan, por quienes aparecen, o por como aparecen. 


Y es que ha conseguido en vida llegar a las cotas de los más grandes. Y dejando de lado los innumerables premios y galardones que le han otorgado, hay uno de los reconocimientos que ha recibido que la define de manera especialmente acertada: la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos la nombró «Leyenda viviente».