



* La cámara de fotos. Bueno, es obvio que necesitarás una cámara de fotos, pero lo que si es necesario que sepas es que la cámara debe permitir ajustes manuales. Vamos a tener que ajustar el tiempo de exposición, por lo que si usamos un modo de disparo totalmente automático no podremos garantizar el resultado.
* Un trípode. Vamos a dejar fija la cámara, por lo que necesitaremos fijarla con un trípode bien sólido.
* Un disparador remoto. Si disparamos pulsando el botón de la cámara probablemente transmitamos vibraciones a la cámara aunque esté fijada al trípode.
* Una cubeta de agua
* Una bolsa de plástico pequeña o Gotero
* Un folio o una cartulina.
* Un boligrafo o un lápiz o una varilla.
*Líquido (de colores)
* Algo de espacio para trabajar.
* Tiempo libre...
... y un poco de paciencia.
Busca una mesa donde colocar la cubeta con agua y fija el trípode al suelo, de modo que la cámara quede a la altura de la cubeta, un poco por encima de ella.
Coloca el folio por detrás de la cubeta. Con ello crearemos un fondo uniforme ynos servirá además para rebotar la luz del flash.
Busca algo donde fijar la bolsa de plástico o gotero por encima de la cubeta, a una cierta altura. Las gotas las dejaremos caer desde la bolsa o gotero a la cubeta, con lo que colgada en un punto fijo conseguiremos controlar que la gota caiga siempre en el mismo sitio, y no tendremos que preocuparnos de enfocar más de una vez.
Asegurate de que la bolsa o el gotero quede bien fijado. Si durante el ejercicio se desprendiera y cayera desde lo alto a la cubeta puede salpicar mucho agua y tu cámara puede salir mal parada.
Antes de fijar el trípode comprueba que todo el montaje está en orden y que las gotas caen en el punto elegido.
Situa el flash en un lateral, apuntando al papel usado como fondo, de forma que la luz quede rebotada. Conecta el trigger y el receptor en flash y cámara y comprueba que funciona.
Ahora ya estás en disposición de colocar la cámara y el trípode y conectar el disparador remoto a la cámara.
Lo primero que debemos hacer es fijar el enfoque de la cámara. En esta ocasión trabajaremos con el enfoque manual.
Para esto es para lo que necesitamos el bolígrafo.
Como hemos fijado nuestro montaje de modo que las gotas siempre caen en el mismo sitio, con ayuda del bolígrafo fijaremos el enfoque. Para ello introducimos el boligrafo (o el lapiz, o la varilla; el objeto que tengamos a mano) en el agua dejando la mitad fuera, justo en el punto en el que cae la gota, de modo que tengamos un punto fijo para el enfoque. Una vez enfocado ya podemos retirar el bolígrafo.
La parte esencial a tener en cuenta de cara a la configuración de los parámetros de la cámara es el tiempo de exposición.
Necesitarás un tiempo lo suficientemente pequeño como para congelar el movimiento.
Puedes usar una apertura media. Haz pruebas, ya que dependiendo de la focal que uses y la distancia de la cámara al agua la profundidad de campo variará.
Las formas que van a ir teniendo las gotas de agua dependerán fundamentalmente de la forma de la cubeta, la profundidad, y la altura desde la que hagamos caer las gotas de agua.
Si la profundidad es insuficiente no conseguirás que las gotas adquieran las formas tan características al salpicar, y en lugar de eso lo que probablemente consigas es una salpicadura horizontal que acabe mojando tu equipo.
La primera de las claves para conseguir aspectos muy interesantes en tus gotas de agua es la iluminación.
En fotografía la luz lo es todo, y probablemente ya hayas descubierto que en función del ángulo y el tamaño de la luz las formas y su aspecto varían considerablemente.
La segunda clave es el fondo.
Puedes probar con cartulinas de colores u otros materiales que puedas encontrar por casa. El aspecto final de las fotos dependerá del color de la cubeta y el color de fondo que hayas utilizado.
Si recuerdas de tus clases de Física del colegio, te explicarían algo así como que al nivel del mar hay una atmósfera de presión. No quiero profundizar en leyes físicas, pero este concepto será interesante para lo que viene a continuación.
Si alguna vez has probado a sumergirte dentro del agua y has comenzado a bajar hacia el fondo, rápidamente habrás notado que te empiezan a molestar los oídos. Es el efecto de la presión. Por cada metro que bajas debajo del agua, aumenta 0,1 atmósferas, o lo que es lo mismo, a 10 metros de profundidad tu cuerpo está sometido a 2 atmósferas de presión, el doble que cuando estás fuera del agua.
En este punto debes saber que a esa presión también se verá sometida tu cámara o la carcasa en la que esté metida.
A medida que comienzas a descender dentro del agua, las propiedades de la luz varían. Existen multitud de factores que afectan a ello, dependientes de la propia luz como de las condiciones del agua, y las radiaciones de diferente longitud de onda que forman los colores del arco iris se absorben de forma diferente, por lo que rápidamente empezaremos a perder ciertos colores.
Por ello, a cierta profundidad el uso de antorchas de iluminación se hace casi indispensable para determinados tipos de fotos.
Y ahora si, las tres opciones
Sin duda, el uso de este tipo de bolsas genéricas es la opción más barata y también la más insegura.
El sistema es bastante sencillo. Se trata de unas bolsas hechas en un material plástico de cierta resistencia en las que introducir la cámara y que cuentan con una pieza de vidrio, metacrilato u otro material para hacer fotos a través de él.
Carcasas estancas "a medida"
Las carcasas estancas son una solución mucho más serias que las bolsas. Están hechas de un material resistente, con juntas de sellado y podríamos clasificarlas en dos grupos.
El primer grupo lo forman las carcasas creadas fundamentalmente para cámaras compactas, normalmente por el propio fabricante de la cámara, con una orientación a un público aficionado.
El segundo grupo lo forman una serie de carcasas de fabricantes como Sea&Sea o Ikelite que se dedican al negocio de la fotografía submarina, destinados fundamentalmente a cámaras réflex y a las que se pueden acoplar otros accesorios como antorchas. Muchas de estas carcasas tienen un precio más elevado que la propia cámara. Pero, ¿quién dijo que la fotografía submarina fuera barata?
Cualquiera de las carcasas se caracteriza por poder acceder a gran parte de sus botones de configuración, lo que nos permite un control (casi) total de la cámara bajo el agua.
El tercer grupo lo forman las cámaras sumergibles, cámaras que permiten hacer fotos debajo del agua por ser su propia cubierta una caja estanca.
Cada vez aparecen más cámaras destinadas al uso doméstico que cuentan con esta función que nos permitirá meter nuestra cámara a poca profundidad y hacer algunas fotos en el agua.
Así que, si este verano quieres hacer fotos debajo del agua, ya no tienes excusas. No será por alternativas